La adolescencia es un periodo muy complicado de la vida. Los chicos y chicas viven en ella cambios continuos a los que deben adaptarse. Y al tiempo es el momento de tomar una serie de decisiones que pueden ser determinantes para su futuro. Una de las más trascendentales es la de su futuro profesional.
La mayoría de los padres y madres asisten preocupados a esta toma de decisión. Ellos ven que sus hijos son todavía demasiado jóvenes e inexpertos para decidir sobre algo que será fundamental durante toda su vida adulta. Pero a la vez saben que este es el momento para empezar a planificar esa vida adulta.
Hay dos buenas noticias sobre este asunto. La primera es que la mayoría de las decisiones que se tomen en ese momento no son totalmente irrevocables. Es posible ir adaptándolas a los cambios que se vayan produciendo en la vida del adolescente. La segunda es que ellos, los padres y las madres, pueden ayudar mucho a sus hijos para que las decisiones sean las correctas.
Cuándo deben decidir sobre su futuro
La respuesta correcta es que cuando estén preparados para ello pero eso no siempre es totalmente claro. Una de las características de la adolescencia es la indefinición, las dudas. Esa puede ser la característica más clara de la vida adolescente: el continuo cambio de opinión. Ello no es malo, solo es un reflejo del periodo de crecimiento y adaptación a sus propios cambios que viven los adolescentes.
Pero a la vez y a pesar de dudas e indefiniciones, los adolescentes deben ir tomando decisiones sobre su futuro, deben elegir materias en la escuela, deben comenzar a mirar universidades y deben empezar a prepararse para su futuro profesional.
Si los padres ven que a su hijo le cuesta definirse, que no consigue saber qué es lo que quiere para su futuro aunque sea de forma aproximada pueden ayudarle a que encuentre su camino.
¿Puede ser un error tomar una decisión demasiado pronto?
Eso dependerá de cada caso. Algunos chicos tienen clarísimo a qué se quieren dedicar de adultos desde que son muy jóvenes. No tienen dudas. Pero eso es minoritario. La mayoría tendrá algunas preferencias que irá cambiando con el paso de los años.
En el primer caso, cuando son ellos los que tienen una vocación clara, no tiene por qué ser un error comenzar a enfocarse en ello desde que son pequeños. En el segundo caso, cuando los propios padres ven que su hijo cambia a menudo de idea, es aconsejable que todas las decisiones que se tomen no sean definitivas, que no se cierre la puerta a un cambio de orientación más adelante.
Qué hay que tener en cuenta para ayudar a los hijos a decidirse
Lo más importante son sus preferencias y apoyarlos en todo lo que tenga que ver con conseguir aquello por lo que luchan. Pero es fundamental también analizar bien las características de su personalidad.
Todo eso deben analizarlos los padres junto a sus hijos adolescentes para ayudar a estos a decidir sobre su futuro.
La mayoría de los padres y madres asisten preocupados a esta toma de decisión. Ellos ven que sus hijos son todavía demasiado jóvenes e inexpertos para decidir sobre algo que será fundamental durante toda su vida adulta. Pero a la vez saben que este es el momento para empezar a planificar esa vida adulta.
Hay dos buenas noticias sobre este asunto. La primera es que la mayoría de las decisiones que se tomen en ese momento no son totalmente irrevocables. Es posible ir adaptándolas a los cambios que se vayan produciendo en la vida del adolescente. La segunda es que ellos, los padres y las madres, pueden ayudar mucho a sus hijos para que las decisiones sean las correctas.
Cuándo deben decidir sobre su futuro
La respuesta correcta es que cuando estén preparados para ello pero eso no siempre es totalmente claro. Una de las características de la adolescencia es la indefinición, las dudas. Esa puede ser la característica más clara de la vida adolescente: el continuo cambio de opinión. Ello no es malo, solo es un reflejo del periodo de crecimiento y adaptación a sus propios cambios que viven los adolescentes.
Pero a la vez y a pesar de dudas e indefiniciones, los adolescentes deben ir tomando decisiones sobre su futuro, deben elegir materias en la escuela, deben comenzar a mirar universidades y deben empezar a prepararse para su futuro profesional.
Si los padres ven que a su hijo le cuesta definirse, que no consigue saber qué es lo que quiere para su futuro aunque sea de forma aproximada pueden ayudarle a que encuentre su camino.
¿Puede ser un error tomar una decisión demasiado pronto?
Eso dependerá de cada caso. Algunos chicos tienen clarísimo a qué se quieren dedicar de adultos desde que son muy jóvenes. No tienen dudas. Pero eso es minoritario. La mayoría tendrá algunas preferencias que irá cambiando con el paso de los años.
En el primer caso, cuando son ellos los que tienen una vocación clara, no tiene por qué ser un error comenzar a enfocarse en ello desde que son pequeños. En el segundo caso, cuando los propios padres ven que su hijo cambia a menudo de idea, es aconsejable que todas las decisiones que se tomen no sean definitivas, que no se cierre la puerta a un cambio de orientación más adelante.
Qué hay que tener en cuenta para ayudar a los hijos a decidirse
Lo más importante son sus preferencias y apoyarlos en todo lo que tenga que ver con conseguir aquello por lo que luchan. Pero es fundamental también analizar bien las características de su personalidad.
- Intereses. Lo más habitual es que los intereses de los jóvenes estén ya relacionados con lo que quieren para su futuro profesional. Una adolescente o un adolescente cuya pasión son los deportes o que destaca fuertemente en ellos estará bien enfocado si ve su futuro en relación con esa actividad. O un adolescente que ha escrito desde que era niño y quiere ser escritor o una chica o un chico interesado por la ciencia o las matemáticas desde que estaban en primaria que quiere dedicar su vida a la investigación científica. En general estudiando bien los interés que desde niños han tenido nuestros hijos podemos saber si aquello que han elegido para su futuro puede ser una buena opción para ellos.
- Carácter. Las profesiones, o al menos la mayoría de ellas, están muy relacionadas con un tipo de carácter u otro. Y ya desde la adolescencia podemos ver cuál es el carácter de nuestros hijos. Por ejemplo, si nuestro adolescente es extremadamente tímido, no le gusta trabajar en equipo y no tiene facilidad de relación con el resto de las personas no estará muy preparado para dedicarse, por ejemplo, a la política.
- Capacidades. Hay adolescentes que destacan fuertemente en una materia. Si nuestro adolescente ha destacado desde siempre en las matemáticas y el dibujo y quiere ser arquitecto, sabremos que ha elegido bien su futuro. Por el contrario, una chica o un chico con dificultades de expresión, no estará acertando si se enfoca hacia el periodismo.
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