Capacidad de relacionarse.
Esto no incluye solo a las personas que están alrededor, a los compañeros, al trabajo en equipo ni siquiera a los profesionales de otras empresas del sector. Abarca un ámbito más amplio: el conocimiento de otras culturas, de otros países, de ahí la importancia de los idiomas.
Capacidad de aprender.
Se acabaron los profesionales que acceden a un puesto de trabajo y realizan las mismas funciones durante años. La posibilidad de actualización permanente es hoy en día fundamental.
Capacidad de adaptación.
En un mundo cambiante es vital poder responder a los cambios sin que esto afecte negativamente al trabajador. La flexibilidad y la mente abierta son valores en alza.
Especialización.
Además de tener unos estudios, una formación y cierta experiencia laboral, la especialización en un tema concreto, en áreas en las que otros profesionales no conozcan con profundidad, es un punto a favor.
Capacidad de innovar.
Es una cualidad valorada en muchos sectores laborales: aportar ideas diferentes, introducir nuevos pensamientos o distintos puntos de vista.
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